Teatro Municipal de Bahía Blanca. Pichi Cavallo- Variación de Pajarito del Ballet Blancanieves
conMaría Angelica Cavallo (Pichi).
María Angélica
Cavallo es Licenciada en Letras y trabaja actualmente como docente de Historia
de la Danza. Nos cuenta que tiene registros de la danza escénica en la ciudad
desde el año 1954, cuando empezaron a traer bailarines del Teatro Argentino de
La Plata y algunos del Colón. “La danza clásica era menos popular que hoy día,
pero había un imaginario, que sigue hasta hoy, que es el de la bailarina con
tutú y zapatillas de punta”, afirma. “En un momento se comenzaron a hacer giras
por la zona para difundir la danza. Se hacía en condiciones a veces muy
adversas, con pisos muy riesgosos para los bailarines. Muchas veces eran cines
cerrados y abandonados así que había que sacar telas de arañas, colgar los
decorados, viajar en colectivos que no eran como los de ahora con aire acondicionado”.
La historia cambia cuando Alba
Lutecia vino a radicarse a Bahía porque su marido estaba en la marina. Ella
fundó la Escuela de Danza y Estudios Coreográficos y el Ballet del Sur. Había
integrado el ballet del Teatro Argentino y convencía a sus colegas para que
vinieran a hacer alguna función al Teatro Municipal. Alba tenía un grupo de
alumnas particular, y Pichi fue una de ellas. “No había tv, lo que conocíamos,
lo conocíamos por el cine”, comenta. En un principio, la profesora había
logrado el auspicio del ITS y creó el Seminario de Danza Clásica, que era
gratuito, a donde fueron un montón de
chicas y nos sumamos la que éramos sus alumnas particulares, pero cuando se
creó la UNS, Vicente Fattone no accedió a seguir manteniendo el seminario. Por eso
se movilizaron los padres para crear una escuela. Alba Lutecia presentó un plan
de estudios y se creó la Escuela de Danzas y Estudios Coreográficos. Pichi
recuerda que “el plan tenía una gran carga horaria. Alba no quería bailarinas
que sólo tuviesen en la cabeza una zapatilla de punta. Era una mujer muy
particular, yo tuve mucha relación con ella. No sé qué la impulsaba a tanto.
Tenía una gran capacidad de trabajo y una gran claridad mental. Conocía a todas
sus alumnas, a sus padres, a sus vidas personales, al punto que terminaba
controlándote. Trataba a todos de usted, incluso a las nenas de ocho años. Era
genial en algunas cosas y terrible en otras, una mujer con muchas facetas”.
Hasta 1982, la Escuela de Danzas
funcionó en el Teatro Municipal, al igual que el Conservatorio de Música, que
se crearon casi juntos y fue uno consecuencia del otro. En el lateral que da a
Zeballos funcionaba la escuela de danza y en el otro el Conservatorio. “Así que
nosotros crecimos ahí dentro. Jugábamos a la escondida ahí dentro y queríamos
liberar a las palomas que se metían en el paraíso”.
El Ballet del Sur, en cambio,
sigue funcionando allí. Esta institución también se origina en base a las
alumnas particulares de Lutecia, quien fue la directora y coreógrafa durante casi
dos décadas. En 1961 la provincia de Buenos Aires lo oficializa y pasa a ser
dependiente del Estado, lo que hace que el ballet tenga períodos de crisis y
otros de auge en consonancia con la situación política y económica de la
provincia. De todos modos, para Pichi Bahía es una ciudad privilegiada al no
ser capital y tener cuatro escuelas de
formación artística. “Cada vez veo más espacios nuevos de arte y eventos a los
que no puedo asistir por falta de tiempo. Eso es muy positivo. Quizás haya
sido, el tiempo trascurrido, el necesario para que todo el trabajo de
hormiguitas realizado dé de a poco sus frutos”.
Gracias Natalia Martirena por difundir la labor de todas las personas que ayudan y ayudaron a hacer de Bahía Blanca una ciudad de grandes artistas, y así seguir construyendo una memoria colectiva que reivindica el valor de lo simbólico en la transformación social. Gracias por homenajear a mi mamá y rescatar sus vivencias y relatos. Gracias a ella por haberme transmitido el amor al arte!
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